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Entrevero de Tango y Metal

30 de Junio de 2022 // El Folk Metal de los Porteños

Entrevero de Tango y Metal

Historia y presente de los cruces del Tango y el Metal en un artículo que apareció en el libro Cultura Metálica 7 (Clara Beter Ediciones, 2021) // publicado por: César Fuentes Rodríguez

Hermética 1990 Marty Friedman y Escalandrum Gady Pampillón, Vikingo Martínez y Adrián Subotovsky

Uno salió del sórdido barrial buscando el cielo; el otro bajó clamando venganza por la carretera al Infierno. Perfectos extraños que se miden recelosos en una encrucijada sin nombre y sin historia. Mientras unos recrudecían en la danza tribal del pogo, cundían en parejas que entrelazaban firuletes y pasos de fuego los otros. Al cruzarse las teclas de nácar y las cuerdas de acero se guiñaron un relámpago y un escozor. La melena se agitó caudalosa al vaivén de la crencha engrasada. Y aunque ninguna pendencia los declaraba rivales decidieron que había que resolver el entrevero. Dejaron a un lado facones, tachas y cadenas. Y quedaron en encontrarse en un paraje neutral llamado... digamos... Subotango.

 

Intro Subotango 2 [1]

 

 

 

Cuentan que el primer bandoneón que grabó una banda de rock rioplatense quedó registrado en un disco de Los Shakers, el combo de los uruguayísimos hermanos Fatorusso. La canción llevaba el curioso título de "Más Largo Que El Ciruela" y cerraba el segundo y último disco de la agrupación [2].

Con el tiempo el rock argentino se interesaría en el tango e incluso algunos de sus cultores se pasarían a las filas de éste, como ocurrió con Omar Mollo, Javier Calamaro y Daniel Melingo. Pero antes de todo ello la relación entre ambos géneros era tensa, por decir lo menos. Recuerdo un titular de revista tipo Radiolandia en los años 70 donde el cantor Edmundo Rivero proclamaba con sonoro desprecio (condenando a todo un género) "Ahora todos están en la rascada eléctrica", y también un pavoroso sketch en el que Julio Sosa, El Varón del Tango, interrumpía un cuadro musical de twist pegándole una patada en el trasero a un joven para imponer su "firulete" [3]. Los tangueros odiaban el rock, en su mayoría, y lo discriminaban por "foráneo". Y el rock, como el movimiento musical más importante de la segunda mitad del siglo XX, no tardó en pasarlos por encima.

El Metal, su retoño más duro, llegó tarde a la discusión, cuando el tango agonizaba al borde de un colapso del que no parecía poder recuperarse y era ya abordado por los rockeros con curiosidad genuina y conciliadora. De hecho, ambas expresiones convivieron en mundos estancos y a menudo subterráneos durante los ochentas: uno celebrando su era de apoteosis y el otro rumiando la milagrosa revitalización que se gestó a partir del estreno en París del espectáculo coreográfico "Tango Argentino". La inclusión de "Cambalache" en el EP "Intérpretes" (1991) de Hermética constituyó no sólo un gesto inédito sino un acto de transgresión por más que el antecedente del grupo punk uruguayo Los Estómagos [4] estuviese presente en la memoria de algunos rioplatenses. Ricardo Iorio volvería a versionar un tango en el primer disco de Almafuerte, nada menos que "Desencuentro" de Aníbal Troilo y Cátulo Castillo. Así, no sorprenderían luego expresiones con guitarra acústica y tratamiento tanguero como el gardeliano "Me Da Pena Confesarlo" lo mismo que "Tangolpeando" y "La Llaga", de cosecha propia. En 2014 aparece "Tangos Y Milongas" de Iorio solista con el acompañamiento de los hermanos Cordone, últimos guitarristas de Edmundo Rivero. El repertorio incluye canciones emblemáticas del tango como "Y A Mí Qué?" y "Martirio" codo a codo con números notablemente más oscuros y una perla de Alberto Mastra titulada "No La Quiero Más" cerrando el disco donde la ronca voz de Iorio es secundada por el piano del piazzolleano Pablo Ziegler. Como contrapartida, y con resultados más que suculentos, la Orquesta Típica La Vidú grabó en 2013 una exquisita versión del himno hermetiquero "Gil Trabajador" con bandoneones, violines, contrabajo, piano, cello, cantante y todo el despliegue tradicional.

Por eso, cuando la renombrada Nacha Guevara lanzó el disco "Heavy Tango" en aquel mismo 1991 la mixtura resultó lo suficientemente audaz como para alzar más de un par de cejas, sólo que el adefesio que produjo Clotilde Acosta (nombre real de la artista) resultó imposible de digerir. Vuelta del exilio tras los años de dictadura conoció a un motoquero veinte años menor y alumbró la peregrina idea de combinar clásicos del tango con los ritmos e instrumentación de hard rock a lo Bon Jovi que cundían todavía entonces en un experimento cuando menos risible por lo inadecuado. Hasta la escasa potencia de la voz de la diva le jugó en contra a un proyecto que sólo contaba con el poder de la batería y las guitarras para declararse pesado. Ni la anecdótica participación de la gran Tita Merello ni la presentación del espectáculo en teatros céntricos con integrantes de Alakrán atenuaron el bochorno que hasta el día de hoy pesa sobre la placa, sobre todo cuando uno examina el batido de agua y aceite trágico-festivo de "Mi Buenos Aires Querido" o "Yira Yira", por no hablar del sacrilegio hecho rap que representa su versión de "Cambalache" o los desubicados condimentos de música disco en "Se Dice De Mí". Eso sí, la condición de pionera en la mezcla de ambos estilos no se la saca nadie.

Un proyecto de fusión tango-metalera de carácter más serio llegaría de la mano de Adrián Subotovsky, ex-violero de Samson y Quemar, quien ya en el álbum "Odisea" (1996) había incursionado en la mixtura de heavy neoclásico y bandoneón arrabalero con la emblemática "Sur" de Troilo y Homero Manzi. Pero en 2007 apareció "L'Tango" de Subotovsky/Ciccone/Valido/Vereda, una especie de preludio a la visión integral de "Subotango" y "Subotango II", que contaría con el fuelle de Carla Pugliese (nieta de don Osvaldo) e invitados como el cantor Chiqui Pereyra, aparte de los habituales de la escena metalera. Subotovsky no sólo interpreta temas señeros del acervo tanguístico como "El Choclo", "La Cumparsita" o "Milonga Sentimental" sino también sus propias composiciones, que reciben el mismo tratamiento, creando así lo que quizás hoy resulte el híbrido perfecto entre el compás porteño y el Metal con influencia de lo clásico y barroco.

Astor Piazzolla (1921-1992) no sólo representó la vanguardia y en parte la ruptura con el tango más tradicional y bailable sino que se convirtió en enlace natural con las nuevas generaciones de músicos de todos los géneros no sólo por la audacia de sus composiciones sino también por su repercusión fuera de la Argentina. "Libertango", una de sus piezas más transitadas y la que le abrió las puertas del éxito en Europa, conoció interpretaciones exóticas que la propulsaron como las de Guy Marchand o Grace Jones, pero entre los metaleros locales brillan las versiones que grabaron Christian Vidal (actual guitarrista de los suecos Therion) en su álbum solista "El Viaje" (2005) y Gady Pampillón (ex-La Torre y Alakrán) en su respectivo "Conventillo" (2009). Ambos violeros cuentan con más registros piazzolleanos pero Gady incluso le pone una sentida garganta a "El Gordo Triste" en "Long Play" (2016), una elegía del propio Astor dedicada a su amigo y mentor Aníbal Troilo, el gran referente del bandoneón tradicional en Argentina. Más ejemplos vienen de la mano de los thrashers Camembert ("Menos Mal Que Nos Queda El Metal", 2000), Matanza ("Curtido Argentino", 2012), Epsylon (Paraguay), Marcelo Yakko en su álbum conceptual de 2018, "Nevada Mortal" (sobre la famosa historieta El Eternauta de Héctor Oesterheld), y el homenaje de Poseidótica en "Superastor" del disco "Intramundo" (2005). Aunque si vamos a hablar de hitos en el cruce de géneros, uno de los más significativos se produjo en 2015, cuando Marty Friedman (ex-guitarrista de Megadeth y virtuoso solista) se presentó en el auditorio de La Usina Del Arte en Buenos Aires junto al sexteto de jazz Escalandrum del nieto de Astor, el baterista Daniel "Pipi" Piazzolla. Marty, que había descubierto recientemente con fascinación la música de Astor a instancias de su esposa japonesa y del dúo flamenco Rodrigo y Gabriela, preparó el repertorio completo a distancia y así ofrecieron un show increíble donde se hizo cargo con su guitarra de las partes del bandoneón de "Escualo", "Tanguedia", "Oblivion", "Adiós Nonino" y demás clásicos.

Durante la separación de Rata Blanca a fines de los 90s también sus integrantes produjeron algún guiño hacia el tango, en particular el punteo de Walter Giardino incluido en "Corte Porteño" (de su proyecto Temple), que no es otra cosa que el tradicional "Canaro en París", y "Nostalgias" (Cobián/Cadícamo) que Hugo Bistolfi y Adrián Barilari grabaron para el tercer y último disco de Alianza. El propio Barilari recientemente participó en un dueto para "Garganta Con Arena" con Giannina Giunta y no descarta seguir incursionando en el tango a futuro.

Puede decirse que hasta entrado el siglo XXI casi todo aquello que experimentó el Metal con el Tango lo hizo de espaldas al Rock y al margen de él. Aquella histórica rebelión de V8 en el Barrock '82 contra "la hiponada de acá" (como dice la letra de "Brigadas Metálicas") y la denuncia implícita de que el llamado "Rock Nacional" (con sus Fitos, sus Pedro y Pablos, sus Garcías y sus ondas de amor y paz) era en definitiva blando, careta y complaciente se tradujo en una reacción de relegamiento y discriminación de ese mismo rock convencional y mayoritario contra el Metal, manteniéndolo aislado de festivales y proyectos conjuntos. Es por eso que hablar de Metal y Tango no representa lo mismo que hablar de Tango y Rock, pues fueron expresiones y fusiones que, en buena medida, crecieron aparte hasta épocas recientes.

En 2012 aparecería en las carteleras locales un filme titulado "Fango", del realizador José Celestino Campusano, quien ya había recurrido a la imaginería metalera en anteriores películas como "Vil Romance" y "Vikingo". Sólo que en esta el argumento habla de dos músicos de heavy metal que quieren formar una banda de "tango thrash" en lo más áspero del conurbano bonaerense y, mientras buscan acólitos a la altura del proyecto, a su alrededor se va gestando una historia de sangre, desamor y marginalidad violenta. Claudio Miño, que encarna a uno de los protagonistas, es también el responsable de la banda sonora (lo mismo que de otros trabajos de Cinebruto, la productora de Campusano) y a partir de ella gestó Fango como grupo con un más que auspicioso álbum editado en 2016 y titulado "La Poesía Cruel Del Tango".Las composiciones en clave instrumental son originales y  equilibran el machaque de las guitarras con el omnipresente bandoneón de Damián Steimberg. En el mismo sentido, el ignoto proyecto Bandolirium del bandoneonista y compositor Amijai Shalev combina tango y metal progresivo en el disco autotitulado de 2017 con interesantes resultados.

La fusión cuenta también con perlas únicas como "Tango Shock" de Shocker X (o Shocker Stalin) en 2009, "Despierta Del Dolor" de Eidyllion (2007) y el sobresaliente experimento de Arraigo, una banda que se caracteriza por combinar ritmos e instrumentos folklóricos con la furia armónica del Metal, en "Crías De Crías" y "Que Sangre Madera" de su "Fronteras Y Horizontes". Incluso la participación de un bandoneonista como Osvaldo Rizzo "Pichuquito" en dos temas del álbum de 2000 "Carne Viva" de Tren Loco no debería quedar afuera.Mientras que la versión instrumental heavy del emblemático "El Día Que Me Quieras" (Gardel-Le Pera) a cargo del productor, guitarrista y conductor Diego Mizrahi registrado en "18 Kilates" (2009) llegó a ser cortina televisiva de varios programas. Volviendo a Uruguay, el trío Pecho 'E Fierro mezcla en su ya dilatada carrera las influencias de Hermética, Almafuerte y Divididos con abundantes acentos tangueros y folklóricos, en particular en su grabación inicial "Por Ser Pocos" (2001) que contiene el emotivo "Sin Fin" con destaque de bandoneón. No en vano la palabra "milonga" aparece en tantos de sus títulos y letras. [5]

Abundan, por otra parte, los intentos de artistas metaleros de tocar tango con una concepción más tradicional. Así Deimos, una banda de death metal liderada por el productor Martín Toledo, grabó una versión con guitarra acústica, bandoneón y voz compadrita de "Naranjo En Flor" (de Virgilio y Homero Expósito) como colofón de "Slow Death Story" (1998) en absoluto contraste con el resto del material del EP. Neven-K, una cantante de Mar Del Plata con larga trayectoria en el under metalero, lanzó en 2013 un disco titulado "Tango Rock" bajo el nombre de Cabras Locas con canciones mayormente originales salvo un par de covers. Mastifal aplica bandoneón en la introducción y el epílogo recitado que enmarcan "Reino De La Ausencia" de su álbum "Intermundia" (2010). Malicia, en cambio, lo hace en medio del tema "Perdiendo Identidad" (2004). En 2019, Helker edita su álbum "Metamorfosis" e incluye como bonus track una versión tanguera de su tema "Crisis" interpretada por el cantor Javier Setti y Fer Acedo en la guitarra acústica. En un alarde de tradicionalismo porteño, Gito Minore recita sus propios y viscerales poemas con el apoyo musical de Gustavo Zavala (Tren Loco) y Adrián Subotovsky en "El Momento Justo" (2020). Contemporáneamente a la redacción de este artículo, Jorge "Vikingo" Martínez (ex El Reloj, Dhak, Presto Vivace, Tronador) ha culminado un disco entero de clásicos tangueros como "Desencuentro", "Nada" y "Cafetín De Buenos Aires" con la impronta de su particular voz.

El tango del nuevo siglo encontró el camino de la autogestión imitando al rock con proyectos cooperativos como la Orquesta Típica Fernández Fierro mientras que la historia de su relación y simbiosis con el Metal se halla aún en vías de descubrimiento. Pero los auspicios son fructíferos y las posibilidades numerosas. Sólo queda esperar que el tiempo haga su química.

Dicen aquellos a los que les llegó que "el tango te espera". Y es sabido que la buena música no sólo es toda buena sino que termina acercándose. Será por eso que la reunión de ambos mundos agita un firme rumor de presente y cierto vago perfume de futuro.

 

Copyright © 2021 César Fuentes Rodríguez. El texto se puede utilizar libremente citando la fuente. 

 

 

 

 

 

Anexo bibliográfico

[1] Escribí y recité esta introducción en 2019 para el estreno de la nueva mezcla 5.1 Surround de "Subotango 2" de Adrian Subotovsky en Blind Sound Experience (espectáculo con sonido envolvente y formato multicanal de alta resolución en entorno no visual o "a ciegas" ofrecido el 11 de mayo en La Trastienda) que luego fue incluida en la reedición del disco en 2020. Me pareció oportuno reproducirla aquí a modo de epígrafe.

[2] "La Conferencia Secreta del Toto's Bar" (1968). Ver referencia en Rodríguez De Fraga, Alejo "El Abrazo Del Tango Y El Rock", Estudio Suri, 2018, pag. 75.

[3] Fragmento de la película "Buenas Noches, Buenos Aires" (1964). "El Firulete" es la famosa milonga de Mariano Mores con letra de Rodolfo Taboada y el término hace alusión a las pirotécnicas figuras del tango danza.

[4] Los Estómagos grabaron "Cambalache" para un recopilatorio en 1984 y utilizaron otra versión para su disco homónimo de 1987. De cualquier forma, el parecido con el cover metalero del clásico de Enrique Santos Discépolo cantado por Iorio resulta escaso y a lo sumo casual.

[5] Por anecdótico que resulte, vale la pena mencionar algunas referencias europeas muy menores como las melodías piazzolleanas con las que juega Therion en "Theli" (1996), el tema "Metal Tango" del Warlock de Doro Pesch (apenas un guiño al cliché del compás tanguero sobre el que está construida la canción), los acordes de "La Cumparsita" insertos en "Blood On Fire" de U.D.O. o "Night Of The Vampire" de Entombed y el bandoneón a cargo de Gert Wantenaar en el disco "Darker Days" (2011) de Stream Of Passion, la banda de la violinista y cantante Marcela Bovio. También Cosmosquad, el grupo progresivo del violero estadounidense Jeff Kollman con su álbum "The Morbid Tango" (2017)

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