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Olvídalos Y Volverán Por Más

10 de Octubre de 2013 // Mundanal Ruido #11

Olvídalos Y Volverán Por Más

O... LA ÚNICA RECETA CONOCIDA PARA HACER QUE LOS POLÍTICOS TRABAJEN // publicado por: Cesar Fuentes Rodriguez

No debe ser la primera vez que le tomo prestado a Ricardo Iorio el título para un editorial. Los poetas manejan mejor que nadie la intuición de lo conciso y en este caso conviene que las palabras, a contramano de los discursos, resulten pocas y bien claras. También es cierto que de un tiempo a esta parte creo menos que nunca en el valor del voto. Hoy en día, participar de los comicios significa apenas acordar con la masa qué personajes van a tiranizarlo a uno por los siguientes cuatro años. Algo así como sostener una monarquía electoral, puesto que la inmensa mayoría tira la papeleta en el cajón y se desentiende por completo hasta la próxima vez. Bajo las actuales circunstancias y aplicado a las democracias modernas, el "derecho" del ciudadano al sufragio certifica el fraude que garantiza la continuidad de la farsa. Como bien decían los anarquistas del siglo XIX, "si el voto sirviera para algo, ya lo habrían prohibido".

La cosa es así. Desde que un político pasa a integrar alguna instancia del poder se convierte automáticamente en enemigo del pueblo que gobierna. Puede ser un enemigo encubierto y de vez en cuando dadivoso, pero cualquier favor que le haga a los gobernados es seguro que su intención no pasa por beneficiarlos sino por beneficiarse ante todo a sí mismo. Si pertenece a un partido tradicional, ya adoptó con anterioridad todos los vicios y taras propios de él, puesto que para llegar a candidato tuvo que adaptarse a las estructuras y prestarse a las componendas que se le presentaron por el camino. A medida que pasa el tiempo en el poder, aumenta su desidia, su corrupción, su dejadez y su ausencia de ideales.

Desde que la política existe y desde que el mundo es mundo, sólo hay un método para hacer que los políticos trabajen eficazmente y hagan algo por el pueblo. Y esa fórmula se expresa así en palabras del propio pueblo: "MANTENERLOS CON LA PIJA EN EL CULO". Sonará feo, pero el lema es conciso y claro. Hacerles todo más difícil, no regalarles nada, vigilarlos, oponérseles, no prestarles colaboración, jamás confiar ni apoyar su figura, quitarles sus privilegios, reducirles el sueldo, cortarles los viáticos, controlar sus despilfarros, castigar sus errores con el mayor rigor, aprobar tibiamente sus aciertos y, sobre todo, escatimarles el voto. Que nunca tengan garantizado otro período ni otra oportunidad de perjudicar a la gente. Que todo les cueste, porque si no les cuesta, no se van a mover para conseguir o retener lo que quieren.

A los políticos no se les debe nada por hacer su trabajo, supuestamente se los elige para eso. Si en el país escasea la justicia social, los recursos o el progreso, es por su culpa. Y si no falta, tampoco es gracias a ellos sino al empuje de la gente. Por no honrarlos, habría que prohibir hasta sus nombres en las calles, pues en una sociedad decente quienes son dignos de honra son los maestros, los científicos y los poetas. Una ciudadanía que glorifica a sus funcionarios está condenada sin remedio al atraso y la corruptela eterna.

Si vas a votar, votá con esto en mente, es tu única oportunidad de hacer alguna diferencia. Olvídalos y volverán por más. Consiéntelos y te sacarán los ojos.

 

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Y, cuando a pesar de todo lo que argumento y lo que pienso al respecto, se me presenta el berretín de votar, me recuerdo a mí mismo una guía para errar lo menos posible:

Votar principios, no ideologías
Votar propuestas, no partidos
Votar compromisos, no eslogans
Votar por futuro, no por pasado
Votar el mejor bien, no el mal menor

Aun así, se me vuelve un deber nunca esperar nada de la política. Más vale estar en guardia que entregarse a la esperanza vana de las promesas electorales.

 

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