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Comoquiera Que Sople El Viento

30 de Septiembre de 2015 // Queen+Adam Lambert en Buenos Aires (Estadio G.E.B.A., 25/9/2015)

Comoquiera Que Sople El Viento

Con Adam Lambert sobre el escenario hay que tragarse los prejuicios y sucumbir ante la evidencia: la versión 2015 de Queen resulta absolutamente extraordinaria. Cuando todo un estadio delira de gusto, a las objeciones se las lleva el viento. // publicado por: César Fuentes Rodríguez

Sin Freddie las cosas nunca serán las mismas. Pero se puede intentar otro enfoque. Brian May y Roger Taylor nunca pretendieron un reemplazo sino una redimensión, y resulta obvio en perspectiva que con Paul Rodgers se equivocaron; la química no se produjo en la medida que ellos y nosotros deseábamos. Pero con Adam Lambert sobre las tablas se hace necesario tragarse los prejuicios y sucumbir ante la evidencia: la versión 2015 de Queen resulta absolutamente extraordinaria. Cuando todo un estadio delira de gusto, a las objeciones se las lleva el viento.

 

Debo reconocer que no me había ocupado mucho de Queen luego del disco y la gira con Paul Rodgers. El producto de esa aventura nos resultó a algunos de los viejos fans tan distante e insatisfactorio que en cierto modo labramos nuestra acta de defunción en la cabeza y decidimos seguir adelante. Las noticias de que Taylor y May se habían ido involucrando con Adam Lambert, un concursante de American Idol, supongo que nos fueron resbalando cómodamente sin que las aceptáramos del todo. En el fondo, muchos rockeros compartimos la visión de Sherpa Campuzano en "Flor De Invernadero" y, por más que apreciemos las dotes vocales de un fulano cualquiera que surge en un certamen televisivo, apostamos por los músicos de carrera que se hacen lugar a fuerza de codos, años y constancia con todos los reveses que ello implica. Hasta que un día, Queen + Adam Lambert vienen a tocar a tu país y ya no hay escapatoria. Llegó el momento de enfrentar el fenómeno y ver de qué se trata con los propios ojos y oídos.

El club GEBA al aire libre, rodeado de trenes que cada tanto surcan su perímetro y atestado de público expectante, constituía un digno marco. Y cuando el delgado telón con el escudo de la banda fue removido, el interior de la inmensa Q detrás del escenario y dos pantallas menores a los costados se encargaron de ampliar las imágenes del evento a lo grande. El amable pop rock de "One Vision" dio la bienvenida a manera de aperitivo, con "Another One Bites The Dust" certificando la ganchera continuación. Lambert se mostró en cierto modo contenido en cuanto al despliegue escénico, como si quisiera dar tiempo a la audiencia a adaptarse al contraste de su joven y glamorosa figura con el cabello blanco y la parsimonia de Taylor, May y el tecladista Spike Edney. Más temprano que tarde realizó su confesión de humildad ante el público: "¿saben ustedes la suerte que tengo yo de estar tocando con estos sujetos?".

Llegó la hora de decirlo, Adam es un cantante y artista fuera de serie. De hecho, uno de los más perfectos que yo haya visto en directo. Por más antipático que nos haya resultado el comentario de Brian May acerca de que su rango vocal es más amplio que el de Mercury, no representa más que una verdad objetiva. Puede cantar cualquier cosa y llegar adonde sea con total comodidad, pero triunfa cuando se compenetra del todo con su personaje. Porque si de Freddie se aplaudía ante todo su personalidad, no habría por qué criticar que Adam se prive de imitarlo y desarrolle su propia gracia escénica, que de paso es cuantiosa. A mí, al menos, la revelación me estalló en la cara a partir de "In the Lap of the Gods... Revisited", una de las canciones más bellas y raras del repertorio, y la impresión se profundizó con "Seven Seas Of Rhye" y "Killer Queen". Lambert pasó de ser un vocalista de por sí asombroso a interpretar histriónicamente estos temas entrañables y anteriores a "A Night At The Opera" con todos los guiños pícaros o irónicos de los que pudo echar mano. La "reina asesina" lo encontró recostándose en un diván y explotando su bagaje gay sin más atenuantes.  El lado rockero y masculino que Freddie le aportaba a piezas como "Fat Bottomed Girls" o "Tie Your Mother Down" no tiene contrapartida en Lambert pero el pibe les pone la garganta y el cuerpo sin condiciones rindiendo al cien por ciento. Y si en las inflexiones y piruetas vocales hay Broadway y realities donde antes campeaban humor y flema inglesa no cabe distraerse con las comparaciones sino proclamar junto con la letra de "Innuendo": "and whatever will be, will be", "lo que será... será"

Además, y por si hiciera falta recordarlo, hay dos originales. Al fin y al cabo, Roger Taylor y Brian May son la mitad de Queen, y medio Queen se hace valer como uno entero cada vez que Mercury aparece evocado en las pantallas o cuando en la performance de cada clásico reverdece la fabulosa música de una carrera como pocas. Ni siquiera se inhiben de cantar ellos mismos cuando les llega el turno. Más allá de su sólida labor en los tambores y los juegos instrumentales con el bajista Neil Fairclough (no perdamos de vista que John Deacon se retiró en 1997), uno tiende a olvidarse de que Roger Taylor es un estupendo vocalista justamente porque forma parte de una banda de grandes cantantes. La soltura de tener a su hijo Rufus cubriéndolo en la percusión le permite interpretar "A Kind Of Magic" como voz solista y, ya de vuelta en la batería, "Under Pressure" a dúo con Adam. En cualquier caso, Roger se desempeña como un baluarte.

Tengo una máxima que afirma que no hay canción por más tonta o mediocre que sea que no pueda ser rescatada por un solo de Brian May. Ni siquiera "Las Palabras De Amor", especialmente dedicada al público argentino y cantada por él mismo. Tuvo palabras muy sentidas para la audiencia local y hasta jugó con ella a través de una cámara estereoscópica que le permitió sacar una selfie panorámica y en movimiento. La sola presencia del enrulado violero justifica cualquier desplazamiento para ir a ver un show, y cada intervención representa una cátedra de buen gusto en las seis cuerdas. Aun sin "Last Horizon" y su prolongada sección instrumental, los arreglos y recursos que pone en juego alcanzan un nivel al que nadie en su sano juicio podría atreverse sin rubor. Brian y su mítica Red Special se convierten en una orquesta en toda regla cuando quieren, y pueden resultar tan conmovedores en su simplicidad como para poner la piel de gallina con un armónico o el alargamiento preciso de una nota cualquiera.

Al momento de la recta final con "Don't Stop Me Now", "Radio Ga Ga" y "I Want It All", cuando ya se franquearon todas las atmósferas musicales y los estados de ánimo, y ni la corona ni el traje de luces de Adam Lambert parecen fuera de lugar, "Bohemian Rhapsody" hace eclosión para recordar que no se trata sólo de un recital sino también de un homenaje a Freddie Mercury y a la condición de esta banda única por sus peripecias creativas a través de las décadas y sus efectos emotivos en varias generaciones. Así es como la concurrencia se encuentra como en sueño acompañando con su coro fiel los complejos y archiconocidos juegos operísticos y las imágenes emblemáticas de aquel videoclip pionero mientras la banda deserta respetuosamente del escenario. Hasta que el estallido metalero del final convoca a la apoteosis, al desenfreno y al rito.

El bis con "We Will Rock You" y "We Are The Champions" desató una nueva ola de nostalgia y entusiasmo. Como si hiciese falta agregar algo a lo que lo tuvo todo, incluso uno de los mejores sonidos que yo recuerde para un estadio abierto. En el trámite de una experiencia sonora que no podría concebirse más nítida, no se le ahorraba al auditorio ni los leves crujidos del microfoneado ni el deslizarse de los dedos de Brian May sobre el diapasón.

Ya no hay cuatro efigies con su mística individual ni una banda rockera inmune a los avatares de la industria. Pero si lo importante de un concierto es presenciar un gran espectáculo y que la música te llegue al corazón, este Queen resulta tan eficaz y vigente como se pueda desear.

Comoquiera que sople el viento, la leyenda tiene su canto de cisne asegurado.

 

                                                                        Crónica: César Fuentes Rodríguez /

                                                               Fotos: Fernando Serani | MetalEyeWitness.com

 

 

Setlist

One Vision

Another One Bites the Dust

Fat Bottomed Girls

In the Lap of the Gods... Revisited

Seven Seas of Rhye

Killer Queen

Crazy Little Thing Called Love

Somebody to Love

Love of My Life

Las Palabras De Amor (The Words of Love)

A Kind of Magic

Bass Solo

Drum Battle

Under Pressure

I Want to Break Free

Ghost Town

Who Wants to Live Forever

Last Horizon

Guitar Solo

Tie Your Mother Down

Don't Stop Me Now

Radio Ga Ga

I Want It All

Bohemian Rhapsody

 

(Bis)

We Will Rock You

We Are the Champions

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